Operación de hemorroides: procedimientos, riesgos y recuperación

Las hemorroides son un problema muy común en la sociedad. De todas formas, la cirugía de hemorroidectomía solo se concibe en ciertos casos graves.

Operación hemorroides

Las hemorroides son venas hinchadas en el ano y la parte inferior del recto, similares a las varices, por todos conocidas. Se estima que casi ¾ de la población adulta presentan hemorroides de forma ocasional, pero las causas directas no han sido descubiertas en su totalidad. La tasa de prevalencia se presenta entre el 4 y el 80% de la población, dependiendo del género, etnia y edad de los pacientes consultados.

Todos estos datos nos indican que, efectivamente, las hemorroides son parte de la vida diaria de muchas personas. Estas pueden causar picazón anal, dolores y molestias al sentarse o al defecar, hinchazón en la zona del ano e incluso un sangrado indoloro durante las deposiciones, que puede provocar más de un susto en los más aprensivos. Generalmente estos problemas se pueden abordar de forma farmacológica y con cambios en la dieta, pero no siempre es el caso.

Existen diversos tipos de hemorroides con sus particularidades en lo que a gravedad y cuadro clínico se refiere y, en los casos más severos, la operación de hemorroides o hemorroidectomía se percibe como la única opción. Si quieres saberlo todo sobre este procedimiento quirúrgico, sigue leyendo.

¿Qué es una hemorroides?

Como hemos dicho previamente, las hemorroides o almorranas son venas hinchadas alrededor del ano. Pueden encontrarse dentro del propio ano (internas) o fuera del mismo (externas) y la sintomatología varía ligeramente según la categoría consultada. En general, las almorranas no causan problemas severos, pero si estas sangran mucho, se tornan hinchadas o dificultan el día a día del paciente, se puede plantear su extracción quirúrgica.

Según indican fuentes médicas, existen 4 tipos de hemorroides según su gravedad. Te los contamos de forma somera:

  • Grado I: protrusión en el canal anal sin prolapso exterior.
  • Grado II: prolapso con resolución espontánea. Esto significa que, de forma literal, el recto se gira de dentro a afuera y vuelve a su posición normal por sí solo.
  • Grado III: prolapso con reducción manual. Se requiere la atención de un médico para devolver la parte externa del recto a su sitio.
  • Grado IV: prolapso continuo que se reproduce tras su reducción.

Como podrás imaginar, a medida que avanzamos en la escala de gravedad, la cirugía se hace más plausible. Las hemorroides de primer grado (la inmensa mayoría de los casos) se abordan generalmente con medidas dirigidas a combatir el estreñimiento y la reducción de los síntomas locales. En estos casos, se aconseja aumentar la ingesta de fibra y de agua, hacer ejercicio y evitar estar sentado durante mucho tiempo, entre otras cosas. Con una serie de pequeños gestos diarios, las almorranas leves se pueden abordar sin pasar por quirófano.

Hemorroide

¿Cómo se hace una hemorroidectomía?

La operación de hemorroides o hemorroidectomía es una cirugía que se realiza con el fin de extirpar las hemorroides de forma definitiva. El tipo de abordaje clínico depende de la gravedad y la localización de la vena hinchada, pero generalmente el paciente podrá irse a casa el mismo día de la operación. La anestesia brindada puede ser general o local, de nuevo, dependiendo de la zona afectada y la extensión del procedimiento.

Según la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos, una operación para la extracción de las hemorroides puede involucrar diversos actos. Entre ellos, encontramos los siguientes:

  • Colocar una pequeña liga de caucho (especie de goma) alrededor de la hemorroide, con el fin de encogerla y disminuir el flujo sanguíneo hacia ella.
  • Grapar la hemorroide a la pared rectal. Esto corta el flujo de sangre a ella, lo que previene el sangrado excesivo durante la deposición.
  • Utilizar un bisturí para remover la hemorroides en su totalidad. Dependiendo de la extensión del corte, se pueden necesitar puntos.
  • Inyectar un químico en el vaso sanguíneo que desemboca en la hemorroides para bloquearlo.
  • Utilizar un láser para quemar la hemorroides y cauterizarla al mismo tiempo.

Una opción muy demandada a día de hoy es la hemorroidectomía a partir de grapas, también conocida como hemorroidopexia. En ella, se levanta la hemorroides y luego se grapa de vuelta en su sitio en el canal anal. Como beneficios, se trata de una cirugía menos invasiva que la extracción completa, pues no se realizan incisiones ni se requieren puntos y, por lo tanto, el tiempo de recuperación es menor.

El dolor es también menor en este tipo de procedimiento, pero las probabilidades de volver a desarrollar hemorroides a lo largo del tiempo son más altas que si se acude a la extracción tradicional, es decir, el corte con bisturí. Consulta con tu médico de confianza todas las opciones disponibles, pues cada caso es un mundo y no existe un abordaje universal.

Hemorroidectomía

Recuperación

La recuperación lleva entre 2 y 3 semanas, dependiendo de la magnitud de la operación y el método utilizado. Normalmente, una vez el paciente despierta de la anestesia general, se le suelen ofrecer anestésicos locales cuya acción se prolonga por hasta 12 horas, con el fin de que este no sienta dolor de forma inmediata. De todas formas, es normal experimentar cierto dolor y sangrado rectal durante los primeros días después del procedimiento quirúrgico.

Durante las primeras horas y días, las compresas frías aplicadas en la zona afectada y los baños de agua tibia pueden ayudar a la reducción de la hinchazón local, siempre siguiendo las indicaciones médicas brindadas por los profesionales pertinentes. También se pueden recetar ablandadores de heces y complementos vitamínicos específicos (fibra), con el fin de que no se realicen esfuerzos excesivos durante las deposiciones y se salten los puntos o se abra la herida, entre otros eventos no deseables. La recuperación puede requerir de paciencia y cierto dolor, pero es una cirugía segura cuyos riesgos son mínimos.

Riesgos del procedimiento

Hablando de riesgos, tenemos que notificar ciertos posibles peligros, si bien estos son muy poco comunes. Uno de los problemas generales en este tipo de cirugías pueden ser las reacciones adversas a la anestesia en el quirófano, si bien estas son extremadamente extrañas y no deben siquiera ser concebidas como un peligro real. Por otro lado, también existe el riesgo del sangrado rectal profuso, el prolapso rectal, la formación de coágulos de sangre e incluso la producción de infecciones. El médico te recetará antibióticos u otros fármacos si cree que alguno de estos eventos es una posibilidad en tu caso.

A largo plazo y tras salir del quirófano, un pequeño porcentaje de los pacientes puede experimentar ligeros escapes de heces y molestias al orinar debido al dolor en la zona anal. De todas formas, casi todos estos signos clínicos suelen desaparecer por sí solos con el tiempo, una vez la herida sana y la hinchazón desaparece. No te preocupes: la operación de hemorroides reporta muy pocos riesgos en comparación con los beneficios que presenta.

Cirugía para hemorroides

Estadísticas finales

Diversas clínicas privadas reportan que el porcentaje de éxito de estas operaciones oscila el 95% y 98% de los casos en la primera intervención realizada. Aun así, que la cosa salga bien no es una confirmación absoluta, pues se estima que 5 de cada 100 pacientes vuelven a desarrollar hemorroides a largo plazo tras la intervención.

Además, la cirugía no se recomienda para hemorroides internas, así que es una opción viable para aquellas personas que presenten únicamente las variantes externas o una combinación de ambas. También pueden ser necesarias ciertas apreciaciones antes del procedimiento en personas embarazadas, pacientes alcohólicos y en aquellos que estén recibiendo tratamientos farmacológicos previos. Cada cuerpo es un mundo, así que te aconsejamos que discutas tu situación particular con el profesional pertinente antes de lanzarte a la operación. En todos los casos, es mejor prevenir que curar.

Resumen

La cirugía suele ser la última de las opciones ante muchas patologías, y este caso no es una excepción. Las hemorroides se deben intentar tratar con cambios en la dieta, ejercicio físico, cuidado doméstico y cambios en la posición, entre otros muchos eventos. Solo cuando todas estas cosas fallen o cuando la hinchazón acarree un prolapso anal se concibe pasar por quirófano.

Aun así, si este es tu caso, no tienes de qué preocuparte. La operación de hemorroides reporta unos riesgos mínimos, pues se trata de un procedimiento seguro y eficaz. Además, en la mayoría de los casos supone una solución permanente y asequible para casi todos los bolsillos.

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