¿Sabes qué es una isquemia cerebral? También denominado ictus isquémico, se trata de una interrupción del flujo sanguíneo en alguna región del cerebro, lo que conlleva un aporte insuficiente de oxígeno en dicha zona. Esto puede conllevar síntomas y secuelas muy graves.
En este artículo conoceremos en qué consiste este problema médico y los dos tipos que existen; además, conoceremos las causas que lo originan, los factores de riesgo, sus síntomas más frecuentes y el tratamiento que se aplica.
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Isquemia cerebral: ¿qué es?
En España, aproximadamente cada 6 minutos una persona padece una isquemia cerebral. Este problema médico afecta tanto a hombres como a mujeres en la misma frecuencia, aproximadamente, sin embargo, más de la mitad de las personas que mueren a causa de él, son mujeres.
Pero, ¿qué es exactamente una isquemia cerebral? Una isquemia cerebral es un problema médico que puede llegar a causar consecuencias graves. La isquemia cerebral también es denominada ictus isquémico, infarto cerebral o embolia cerebral, consiste en una interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro, en alguna parte del mismo. Esta interrupción del flujo sanguíneo suele ocurrir de forma repentina.
Es decir, la sangre no llega a algunas zonas del cerebro, lo que puede causar la muerte de determinadas células nerviosas. Esto ocurre así porque nos les llega el oxígeno ni los nutrientes de la sangre. Así, como decíamos, las células pueden morir, sobre todo si el tiempo sin aporte sanguíneo se alarga.
Esto ocasiona lesiones y daños importantes a nivel cerebral, lo que se traduce en secuelas de diversos tipos, que veremos más adelante. La isquemia cerebral, considerada un accidente cerebrovascular isquémico, representa la causa de un tipo de ictus: el isquémico.
Tipos de este trastorno
Debemos diferenciar dos tipos de isquemias cerebrales: la trombosis y la embolia. En la trombosis, el coágulo en cuestión se ha formado en la pared de la arteria cerebral. En la embolia, en cambio, el coágulo se ha formado en otra zona del organismo (por ejemplo el corazón), y se ha desplazado a través del torrente sanguíneo hasta llegar a un vaso cerebral.
Causas y factores de riesgo
Normalmente, la causa de la interrupción del flujo que origina una isquemia cerebral tiene que ver con un coágulo o placa formado en el cerebro o en sus alrededores, que tapona un vaso sanguíneo. Esta placa acaba bloqueando la actividad normal de los vasos sanguíneos, impidiendo que llegue el oxígeno a las células con normalidad.
Sin embargo, existen personas más propensas a sufrir una isquemia cerebral que otras. ¿Por qué? Por los factores de riesgo. Así, existen ciertos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de sufrir un ictus, tales como la presión o la tensión alta, la diabetes, la obesidad, el estilo de vida, el tabaquismo, el estrés crónico o el colesterol.
Así, aunque la isquemia cerebral normalmente se produce de forma repentina, existen factores que pueden aumentar el riesgo de padecerla. Vamos a verlos de forma detallada:
1. Tensión arterial elevada
La hipertensión es uno de los grandes factores de riesgo de las isquemias cerebrales, concretamente, el que tiene más peso. De hecho, tener una tensión arterial demasiado elevada, puede aumentar hasta cinco veces el riesgo de padecer una isquemia cerebral.
2. Diabetes
La diabetes también puede incrementar el riesgo de padecer una isquemia cerebral, acelerando el proceso de envejecimiento vascular. Así, es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos.
Dos maneras de prevenirla (a no ser que se trate de una diabetes tipo I), son: mantener un peso saludable (a través de una dieta equilibrada y de la práctica regular de ejercicio) y reducir el consumo de azúcares y dulces.
3. Tabaquismo
El consumo de tabaco es otro factor de riesgo considerable, que puede ocasionar la aparición de coágulos en el torrente sanguíneo y alterar la calidad de nuestras arterias, obtruyéndolas y en general deteriorando la salud cardiovascular.
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4. Colesterol
Tener un colesterol alto implica empeorar la “salud” y el estado de nuestras arterias. Para reducir este colesterol, podemos optar por una dieta más sana; los alimentos ricos en vitaminas y fibra son beneficiosos, y los que contienen altas cantidades de grasa, perjudiciales.
5. Ejercicio físico
Como decíamos, mantener un estilo de vida saludable nos puede ayudar a prevenir un isquemia cerebral. Esto se traduce en, además de comer bien, practicar ejercicio regular. El ejercicio ayuda a proteger las arterias cerebrales, cuidando su salud, así como las arterias del corazón.
6. Anticonceptivos hormonales
En el caso de que estés tomando anticonceptivos hormonales, también debes ir con cuidado, ya que pueden aumentar el riesgo de padecer una isquemia cerebral (aunque el riesgo que suelen conllevar es bajo).
Esto se explica porque estas pastillas anticonceptivas contienen ciertas hormonas que pueden potenciar la formación de coágulos. Los coágulos son un riesgo que predispone a padecer un ictus. Así, en realidad, el riesgo real aparece al tomar estas anticonceptivas teniendo además otros factores de riesgo (ser fumador/a, padecer obesidad, etc.).
7. Edad avanzada
El hecho de tener más de 55 años supone un riesgo adicional de sufrir una isquemia cerebral. De hecho, a partir de esa edad, cada 10 años tenemos el doble de riesgo de padecer una. Por otro lado, las personas jóvenes (y menores de 55 años) también pueden sufrir una isquemia cerebral, aunque no es tan habitual.
Síntomas
Los síntomas o secuelas que pueden aparecer a raíz de sufrir una isquemia cerebral variarán mucho de un caso a otro, y dependen de factores como las zonas cerebrales afectadas, el tiempo sin aporte sanguíneo de dichas zonas, la salud previa del paciente isquémico, la edad, etc.
Estos síntomas pueden afectar a diferentes funciones del organismo (visión, lenguaje, movilidad…), siendo habituales los siguientes síntomas: pérdida de visión, dificultades para tragar, dificultades para hablar, mareos, dolores de cabeza, confusión, entumecimientos, dificultades para andar y/o mantener el equilibrio, pérdida de movilidad o parálisis (de un lado del cuerpo o de los dos), pérdida de otras funciones cognitivas como la memoria, etc.
Tratamiento
El tratamiento de la isquemia cerebral incluye como elemento principal la prevención. De hecho, hay algunos signos y síntomas de alarma que nos pueden estar indicando la proximidad de una isquemia cerebral (por ejemplo pérdida de fuerza, pérdida de visión, dolor de cabeza súbito...).
Estos signos y síntomas deberán anotarse. Por otro lado, una vez se detecta el ictus, se deberá avisar rápidamente a los servicios de emergencia. Será entonces el personal médico quien atenderá al paciente, controlando su nivel de oxigenación, presión arterial, glucemia, etc.
Una vez padecido el ictus, las secuelas variarán mucho de un caso a otro, como adelantábamos, según la zona del cerebro afectada. Así, dependiendo de estas el tratamiento a aplicar será uno u otro. Generalmente se opta por tratamientos de neurorrehabilitación, que tienen la misión de potenciar las funciones cognitivas perdidas (memoria, atención, lenguaje…), y que además incluyen diferentes servicios: logopedia, fisioterapia, psicología, etc.
Referencias bibliográficas
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