Las 7 diferencias entre un psicólogo y un psiquiatra

Aunque ambos trabajan para mejorar la salud mental de la población, no abarcan los mismos problemas ni intervienen de la misma forma.

Psicólogo

Confundir las labores de un psicólogo y un psiquiatra es más común de lo que puedas creer. Esto es debido principalmente a su campo de acción, ya que ambos trabajan con personas que tengan algún tipo de afectación psicológica y/o emocional, y a través de un plan de abordaje e intervención pueden otorgarle la resolución que necesitan para recuperarse de su problema.

Sin embargo, estas dos ramas, aunque tengan algunas similitudes, en realidad abarcan distintas problemáticas de los pacientes y su modo de intervenir guarda diferencias sustanciales.

Sin embargo, si aún no puedes observar sus diferencias o no conoces qué es lo que tratan cada una de estas ramas de la salud mental, entonces te invitamos a quedarte en este artículo donde hablaremos sobre las diferencias más importantes entre un psicólogo y un psiquiatra.

¿Qué hace un psicólogo?

Comenzaremos explicando las labores de un psicólogo. En términos generales, un psicólogo es aquel que estudia, analiza e interviene en el comportamiento humano con la finalidad de encontrar una resolución y facilitar la adaptación de la persona con su mente y con el exterior. Cabe destacar que el psicólogo puede especializarse en muchas áreas diferentes de la psicología, debido que esta ciencia es muy extensa, como lo es el caso de los psicólogos sociales, escolares, organizacionales, criminalísticos, deportivos, etc.

Para efectos de este artículo nos enfocaremos en los psicólogos clínicos y de la salud, quienes poseen mayores similitudes con los psiquiatras. Estos psicólogos clínicos y de la salud se encargan de la evaluación, diagnóstico e intervención de pacientes con algún tipo de trauma, afectación o trastorno mental que afecte a su vida, con la finalidad de prevenir su evolución o buscar formas adaptativas para resolver dicho problema.

El papel de los psiquiatras

Por otro lado tenemos a los psiquiatras, quienes en realidad son médicos de la salud mental y se encargan de diagnosticar y abordar las enfermedades mentales desde su fisiología, a través, generalmente, de tratamiento farmacológico y de sesiones de evolución.

A pesar de que tiene un trato cercano con el paciente y se establecen sesiones de charlas con el mismo para medir su mejoría, se enfoca más en restablecer la bioquímica correcta de la función neuronal, reestablecer niveles de hormonas liberadas y compensar la composición alterada o dañada.

Diferencias principales entre un psicólogo y un psiquiatra

Ahora que hemos establecido y aclarado el papel tanto del psicólogo como del psiquiatra, podemos enfocarnos en las principales diferencias que sirven para distinguirlos.

1. Preparación académica

Es quizás la diferencia más destacable entre ambos expertos en el área de la salud mental. A pesar de compartir conocimientos similares de su ámbito de desarrollo y tratar con personas que presentan problemas de tipo psicológico, emocional y/o conductual, los psiquiatras deben estudiar primero la carrera de medicina y luego especializarse en psiquiatría y hacer su residencia en un hospital, por ende son médicos especialistas en psiquiatría.

Por su parte, los psicólogos no necesitan ser médicos para tratar con pacientes con enfermedades mentales, sino que cursan la carrera de psicología y luego se especializan en el área de psicología clínica y/o de la salud,, donde pueden tratar a pacientes dentro de los hospitales o tener su propio consultorio.

De manera que podemos decir que la carrera de psiquiatra es mucho más larga que la de los psicólogos clínicos, ya que su formación es más profunda en términos de conocer la mente humana desde un punto de vista biológico, fisiológico y su funcionamiento neuronal. Por su parte, los psicólogos, a pesar de también conocer el funcionamiento bioquímico de la mente humana, se forman con conocimientos de la influencia de las dinámicas socioculturales en las personas y su relación con los trastornos mentales, siendo su formación más centrada en comprender la conducta y las causas biopsicosociales de cualquier afectación emocional.

2. Enfoque del paciente

Esta es otra diferencia muy notable entre ambos especialistas y se trata del enfoque que toman a la hora de tratar con el paciente y su problemática. En este sentido, un psicólogo tiene una postura heterogénea, tomando en cuenta la interacción del paciente con su entorno social, ya que considera que las alteraciones mentales no son ajenas al contexto cultural y la calidad de las interacciones interpersonales que el paciente posee. Además, debe conocer su situación a fondo para poder establecer un plan de intervención adaptativo y funcional.

Por otra parte, el enfoque del psiquiatra siempre tiende a ser más biologicista, es decir, se centra en el desequilibrio y alteraciones que se manifiestan en las funciones normales fisiológicos y químicos del paciente y cuál es el mejor tratamiento farmacológico para poder abordarlo. Su objetivo final es revertir el daño que se ha causado a la interacción neuronal y hormonal, regularlo, disminuirlo o mejorarlo. Para los psiquiatras, las enfermedades mentales se deben casi exclusivamente a estas alteraciones y el estado interpersonal del paciente es una consecuencia de ello.

Psiquiatra

3. Tipos de abordaje

Como es de esperar por sus distintos tipos de enfoque hacia el paciente, ambos profesionales tienen tipos de abordaje por completo diferente, aunque no por ello significa que no puedan trabajar en conjunto en ciertas ocasiones, cuando un paciente necesite tanto de la intervención farmacológica como de un plan adaptativo para poder funcionar de manera normal en su entorno.

Por lo general, esta colaboración se da con pacientes con trastornos mentales leves o que han avanzado lo suficiente en su tratamiento psiquiátrico y sus niveles químicos están regulados para poder concentrarse en una terapia psicológica.

Sin embargo, de manera más específica, los psiquiatras abordan los problemas desde un sentido puramente médico, es decir, se basan en términos de normalidad y anormalidad para catalogar las alteraciones emocionales y mentales que pueda presentar el paciente y su objetivo final es llevar al mismo a un estado de equilibrio y funcional orgánico.

Mientras que los psicólogos, por su parte, evalúan la gravedad del problema del paciente según su nivel de desadaptación en su entorno de desenvolvimiento, teniendo en cuenta que, a mayor afectación adaptativa, mayor gravedad del trastorno presente. Por este motivo se enfocan en determinar el origen de la patología y qué factores de desarrollo propios del individuo y de su entorno social, laboral o familiar han afectado en su evolución.

4. Objetivos a cumplir

El objetivo final que persigue un psicólogo es el de entender y analizar los procesos mentales, el estado afectivo y el comportamiento del paciente, de manera que pueda interpretarlo para este mismo y pueda así afrontar su problemática a través de la intervención psicológica.

Es importante que exista una adecuada retroalimentación de parte del psicólogo, porque esto hace que el paciente tome consciencia de su situación y pueda percibir la gravedad de su desadaptación y que esta necesita ser mejorada o regulada. A su vez, es necesario que exista un nivel alto de compromiso por parte del paciente, ya que de no ser así, la intervención no tendrá resultados favorables.

Por su parte, el psiquiatra busca que la persona comprenda que su afección es de índole biológica, es decir que posee una alteración o desajuste en su funcionalidad orgánica (de procedencia química o fisiológica). Por lo tanto, para mejorar es necesario someterse a un tratamiento farmacológico con el cual debe poder adaptarse para llevar una vida mejor y una adecuada salud mental.

5. Problemas que tratan

Como los psicólogos se enfocan en el ámbito social de la persona y su interacción con su entorno, las problemáticas de índole mental que tratan son en realidad trastornos leves a moderados. En este sentido, se hace referencia a aquellas enfermedades mentales que pueden ser intervenidas mediante tratamiento psicológico, por ejemplo, trastornos de ansiedad, depresión, alimenticios, de sueño, de personalidad, emocionales, conductuales, del desarrollo infantil y otros que se encuentren en su etapa temprana de manifestación.

En caso de tratar con enfermedades con trastornos más graves o avanzados necesitarán de la ayuda multidisciplinaria del área de psiquiatría y otras especializaciones según la necesidad y el estado particular del paciente.

Mientras que los psiquiatras, por su formación médica y conocimiento amplio en la neuroquímica de la mente humana, pueden tratar con trastornos mentales más severos como lo es el caso de la esquizofrenia, bipolaridad, depresión mayor, trastornos psicóticos, etc. Es decir, trastornos que pueden agravarse sin que la persona mantenga el tratamiento farmacológico correspondiente.

6. Tratamientos

¿Por qué es importante el tratamiento farmacológico en los pacientes psiquiátricos? La función de estos medicamentos es que regulan la actividad neurológica y hormonal en el cerebro, de manera que se establezca el equilibrio adecuado.

Cuando ocurre un aumento o una disminución de los niveles de hormonas y neurotransmisores en el cerebro, es cuando se da origen a algunos de los trastornos mentales y el desequilibrio emocional de las personas. Por lo que una de las intervenciones efectivas que permite aliviar los síntomas es a través de este tipo de tratamiento.

Los psicólogos, por otro lado, se enfocan en realizar tratamientos según la necesidad del paciente. Existen aquellos que se especializan en un solo enfoque (conductual, cognitivo, humanista, psicodinámico, etc.) mientras que existen otros que poseen un enfoque múltiple. Por lo general, el tratamiento consta de una fase de observación, una de análisis y una de intervención, donde el psicólogo se va familiarizando con la situación del paciente y los factores que pueden activar la sintomatología.

Luego, realiza un plan de acción el cual hará que el paciente sea capaz de afrontar su problemática dentro del consultorio, y al mismo tiempo aprende herramientas que pueden servirle en un futuro en su vida cotidiana, para evitar recaer en problemáticas similares.

7. Duración de la intervención

En cuanto a la consulta se trata, para los psiquiatras una sesión raramente rebasa los 20 minutos, ya que se enfoca en averiguar el avance o el retroceso del paciente, de manera que pueda realizar los cambios y ajustes pertinentes en el tratamiento, dependiendo de la mejoría y la funcionalidad que se observe en el paciente.

Mientras tanto, las sesiones de los psicólogos son más extensas, entre 45-60 minutos dependiendo de la problemática presentada, y la intervención tiene lugar en un mínimo de 7 sesiones hasta alargarse más de ser necesario. Aparte de evaluar la evolución o el retroceso del paciente, lo que se busca es ahondar en profundidad en cuanto al conflicto psicológico y emocional, para encontrar su mejor resolución.

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