Alessandro Baricco: biografía y aportación a la literatura moderna

Baricco es un escritor que ha renovado la literatura italiana apostando por la brevedad y en la belleza de la sencillez. Sin duda, está llamado a convertirse en uno de los más grandes.

Alessandro Baricco

La primera vez que tuve un libro de Baricco entre las manos fue fruto de la casualidad. Un compañero me habló de la historia de un pianista que vivía mecido por las olas del océano. Por aquel entonces, leer relatos fantasiosos no era santo de mi devoción. Sin embargo, abrí el libro prestado y empecé a leer. Con una prosa espontánea y desbaratada, era un monólogo que narraba un relato perfectamente hilado. Desde entonces, no he parado de leer las delicias que nos ofrece este autor.

Para Baricco, escribir es un placer extraordinario. Dice que es una de las cosas que le mantienen con vida y que nunca dejará de hacer. Sus personajes no están del todo cuerdos y sus historias están a camino entre lo real y onírico.

Para sus críticos es demasiado celoso de la forma e insoportablemente naif. Para sus seguidores, un genio del estilo y la temática. Baricco, en cualquier caso, ha desarrollado un estilo muy personal que lo sitúa como un escritor de relevancia dentro de su generación, la cual decidió romper con la tradición literaria italiana.

¿Quién es Alessandro Baricco?

Nacido en 1958 en la ciudad de Turín, su infancia coincidió con los llamados Anni di piombo, un periodo de los años setenta donde había mucha insatisfacción por la situación política italiana y casi se genera una guerra cívil. Baricco cataloga su ciudad natal como un lugar triste y serio lleno de calles sombrías, donde la luz era un privilegio, un sueño. Fue precisamente el mundo de los libros, lo que le ayudó a entender la vida como una mezcla de intensidades de luz y oscuridad.

Aunque escribió su primera novela con 30 años, desde bien pequeño había escrito con mucha facilidad. Se licenció en Filosofía y también estudió música, especializándose en el piano. A los 19 años, dejó a su familia y utilizó su facilidad para las letras para trabajar. Durante diez años escribió de todo: en los diarios, en las editoriales, para agencias publicitarias, para políticos. Incluso escribió manuales de instrucciones para electrodomésticos.

Gracias a sus estudios filosóficos, también escribió ensayos. De hecho, lo primero que escribió fue un ensayo sobre Rossini, Il genio in fuga, donde hace una interpretación de su teatro musical. Le interesaba mucho este tipo de escritura y era aquello que pensaba que se dedicaría cuando fuera mayor. También trabajó como crítico musical para el diario La Repubblica y La Stampa.

En los noventa, presentó un programa de televisión dedicado a la lírica (L’amore è un dardo). También creó y presentó el programa Pickwick, emisión dedicada a la literatura, en la cual se trataban tanto la escritura y la literatura, con el fin de propulsar el interés por la literatura.

Al fin, había probado diferentes tipologías, pero nunca había tenido la idea de convertirse en novelista (al menos, durante muchos años). Con 25 años, le pidieron que escribiera una película y fue la primera vez que escribió alguna cosa de ficción. Este fue el momento donde descubrió que escribir ficción era otra cosa que podía hacer.

Baricco escribir

Un estilo literario genuino

Baricco es un auténtico admirador de Salinger y en su prosa podemos observar ciertas de las huellas que proceden de este novelista norteamericano. Sus novelas oscilan entre lo real y lo onírico, siempre desde una concepción muy personal, marcada por una variedad de giros y registros. En su obra, a veces se representan entornos irreales y personajes en incesante búsqueda y consecución de deseos y sueños, los cuales usa como vehículos para explorar los rincones del ser humano.

Sus relatos se caracterizan por tener un narrador, que, lejos de hacer un juicio de los personajes, añade el componente surrealista. El narrador presenta a los personajes de una forma delicada, creando una cierta ilusión de que quieren ser descubiertos y comprendidos por el lector, el cual se identifica con alguna de las características del personaje.

Barrico ha conseguido desarrollar un estilo personal y único que lo sitúan entre los escritores italianos de mayor relevancia de su generación. Los especialistas lo catalogan como un genio del estilo narrativo y de los grandes temas de la literatura.

Su reconocimiento internacional procedió con la publicación de la novela Seda (1996), la cual relata la historia de Hervé Joncour, un personaje lacónico y sombrío que se ve obligado a emprender un viaje hacia Asia en busca de un exótico cargamento. Es un libro sabio y a la vez ágil sobre la añoranza. Envuelto delicadamente en forma de fábula y con erotismo contenido, la historia nace de la epidemia de la pebrina. Traducida a diecisiete idiomas y con más de 700.000 ejemplares vendidos, Seda significó su consagración internacional.

Rompiendo con la tradición italiana

En sus novelas no se detecta una genealogía ligada con la literatura italiana. Esto sucede, en parte, porque a finales de los 80 e inicios de los 90, apareció una nueva generación de escritores para quienes la tradición literaria era el enemigo, algo que no querían heredar.

El mismo Baricco cuenta, en algunas de sus entrevistas, que fueron la primera generación que creció en contacto estrecho con la televisión, el cine y la publicidad, y por tanto, sus modelos a veces no eran estrictamente literarios. Por ejemplo, uno de sus referente cuando era el jugador de tenis John Mcenroe ya que su manera jugar era sinónimo de espectáculo y fantasía.

Aun así, entre sus referentes también había autores literarios, pero estos procedían del otro lado del charco, cobrando la literatura norteamericana mucha influencia en lo que son. Para el joven Baricco, Salinger, era más importante que casi todos los autores italianos. Además, se debe tener en cuenta que empezaban a autodesignarse como escritores europeos y no típicamente italianos.

Deslumbrado por la literatura norteamericana

Pero, ¿que tenía la literatura norteamericana? ¿Qué la hacía tan potente a los ojos de Baricco? El estilo de los autores norteamericanos contrastaba con el bello escribir italiano de frases muy elegantes y ricas.

Los novelistas estadounidenses eran más modernos, en particular, porque su tradición procedía en parte del cine, del cual ellos vivían en estrecho contacto. Un claro ejemplo lo podemos observar en Hemingway, autor de novelas donde sus diálogos eran cinematográficos.

Sus ritmos narrativos eran mucho más rápidos, fuertes y, a la vez, simples. Si bien es cierto que las frases cortas no son bellas en el sentido literario, aportan un ritmo narrativo más trepidante y espectacular. De Salinger extrae el cuento oral, donde el narrador de la historia no deja de hablar y elabora todo un monólogo que aporta mucha sonoridad a las historias.

Alessandro Barico
Una novela de Baricco.

Sobre el oficio del escritor

En el año 1994, fundó, en Turín, la Scuola Holden, destinada a formar a escritores. La idea era crear una escuela de la que Holden Caufield, el protagonista de El guardián entre el centeno, nunca hubiera sido expulsado. La escuela cuenta con un modo bastante particular de promover el crecimiento en sus estudiantes. Se enseña con métodos, principios y reglas que es difícil de encontrar en otros lugares.

Viviendo en sus propias carnes la soledad que acompaña este oficio, uno de los postulados de la escuela es evitar la visión del escritor como un ermitaño. Los escritores son también artistas, aunque son los únicos que construyen obras invisibles que nadie más puede ver hasta que están finalizadas.

Si escribir una novela es como construir una “catedral invisible”, la escuela Holden busca hacer más liviano el oficio de escritor, pues en ella se reúnen alumnos que construyen otras “catedrales invisibles”. Además, los profesores, que ya han construido otras “catedrales”, acompañan y guían en esta construcción, haciendo el oficio de escribir más llevadero.

Baricco dice que escribir es como correr solo en un estadio lleno de gente. Las gradas llenas, en la pista, solo tú y tu libro. Él cree firmemente que para el desarrollo de este oficio se necesitan de buenos entrenadores. Ya que de la misma manera, si bien no entenderíamos que a un atleta profesional no se le enseñara técnica, tampoco se puede entender un escritor sin técnicas narrativas.

Sin embargo, mucha gente piensa que no se debe aprender a escribir y son muchos los profesores que recomiendan leer para aprender. Él se muestra en una postura totalmente opuesta y añade que los que piensan que la escritura no se puede enseñar no tienen una buena relación con ella.

La escritura no deja de ser un oficio artesanal. No es algo de artistas inspirados por una voz divina. Las historias más profundas y bellas surgen gracias a la sinergia del talento y técnica.

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