La rueda de los alimentos (características, beneficios y defectos)

La rueda de los alimentos divide las distintas comidas según sus propiedades y beneficios para el organismo. Un repaso por sus puntos favorables y defectos.

Rueda alimentos

La obesidad y el sobrepeso son un problema de salud debe tenerse en cuenta a nivel tanto médico como social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En la actualidad, casi el 39% de las personas de la Tierra presentan sobrepeso, mientras que el 13% cumplen los criterios para entrar en un cuadro de obesidad.

La obesidad reporta varios problemas en muchos niveles. En comparación con las personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) normal, los pacientes obesos presentan hasta 6 veces más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, un 55% más probabilidades de sufrir depresión y el doble de papeletas para sufrir un cáncer gástrico del cardias. Tal y como indica la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, el 75% de los infartos son causados por una masa corporal demasiado elevada.

Con estos datos en la mano, nos queda más que claro que es necesario aportar recursos fáciles de entender a la población para que todo ciudadano sepa lo que debe de comer y, sobre todo, en qué cantidades. Muchos cuadros relacionados con la comida son patológicos y requieren de ayuda profesional, pero en otras ocasiones, con la exposición a la información adecuada se pueden evitar problemas a largo plazo. Con base en esta premisa, te lo contamos todo sobre la rueda de los alimentos.

¿Qué es la rueda de los alimentos?

La rueda alimentaria es un recurso gráfico con forma circular que reparte en celdillas los distintos alimentos que deben ser consumidos de forma general. Para fabricar la rueda, se reparten las distintas comidas en grupos de alimentos con propiedades comunes, los cuales son un poco diferentes al criterio típico de macronutrientes (glúcidos, proteínas y lípidos).

Una de sus intenciones es utilizar un recurso un poco más adecuado que el de la pirámide alimentaria. A pesar de que esta ejemplifique correctamente qué comidas deben ser la base y cuáles se consumen solo de forma esporádica, puede crear cierta relación tóxica con algunos alimentos, tildando a algunos de ellos como “prohibitivos” o “poco útiles” de forma indirecta. Con este tipo de representación, se trata de eliminar esta preconcepción.

Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), todo recurso y hábito dietético debe tratar de cumplir los siguientes frentes para considerarse adecuado:

  • Seguir un patrón de alimentación sano a lo largo de la vida.
  • Para ello, es necesario centrarse en la variedad de nutrientes consumidos, pero también en su densidad y cantidad.
  • Limitar la ingesta calórica de azúcares libres (monosacáridos) y reducir el consumo de sodio y grasas saturadas.
  • Siempre que sea posible, elegir las opciones alimenticias más sanas, tanto en comidas como en bebidas.
  • Promover que todas las personas tengan hábitos alimenticios sanos.

Por otro lado, la OMS reporta los siguientes datos de mención esencial. Las grasas deben representar del 15 al 30% de la ingesta calórica total, los carbohidratos deben suponer el grueso de todo menú (del 55 al 75% del total) y, por otro lado, las proteínas no deberían superar el 15% de la ingesta calórica. Con todos estos datos y muchos más, se puede ir esbozando qué organización tendrá la rueda de los alimentos.

Qué es rueda alimentos

Las categorías de la rueda alimentaria

La rueda alimentaria es cambiante y diferente según la región utilizada y el año de su publicación. La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) la actualizó en el año 2019, así que nos vamos a basar en ella para comentarte las distintas categorías en las que se escinden los alimentos .Vamos a ello.

1. Alimentos energéticos

Los alimentos energéticos son aquellos que le otorgan al organismo el grueso de energía para realizar sus funciones vitales (tasa metabólica basal) y, a su vez, para realizar los ejercicios físicos que demande el entorno. Actúan como combustible biológico y, como podrás imaginar, son los carbohidratos (grupo I) y las grasas (grupo II).

En general, en el grupo I se buscan alimentos como cereales y derivados (preferentemente integrales), patatas y azúcar. Como hemos dicho, los carbohidratos suponen más del 50% del intake calórico diario, así que deben ser la base de cualquier alimentación sana. Por otro lado, en el grupo II se engloban mantequillas, aceites y grasas en general. Se buscan grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, que se encuentran sobre todo en alimentos de origen vegetal.

2. Alimentos formadores

Son los nutrientes implicados en el crecimiento y desarrollo del individuo, a nivel muscular, óseo, visceral y muchas cosas más. Aquí encontramos al grupo III (proteínas) y al IV (proteínas y calcio). Se comprenden dentro de él todos los productos cárnicos y derivados lácteos de los mismos. Recordamos que, según la OMS, la ingesta diaria de proteínas no debería superar el 15% del total.

El calcio llama especialmente la atención en este grupo, pues ni más ni menos que el 99% de este elemento químico se encuentra almacenado en los huesos. La hidroxiapatita es el material sólido que secretan las células formadoras de hueso, y su fórmula ideal es Ca5(PO4)3(OH), dicho de otra forma, contiene calcio. Con una ingesta inadecuada de calcio se promueve que aparezcan episodios de osteoporosis tempranos, retraso del crecimiento, hipocalcemia y desbalances en el equilibrio orgánico.

Alimentos formadores

3. Alimentos reguladores

Según la SEDCA, estos son los nutrientes que tienen en su composición fibras, vitaminas, minerales y otras sustancias que sirven para que el organismo haga diversas funciones específicas, pero completamente esenciales para el bienestar individual. Aquí encontramos al grupo V, que engloba a las vitaminas y minerales provenientes de hortalizas y verduras, y el grupo VI, vitaminas y minerales en forma de frutas frescas.

Así pues, en este grupo se engloban todas las frutas y hortalizas. El grueso de la composición de estos alimentos versa en los carbohidratos así que, de nuevo, entramos en el porcentaje del 55-75% de la ingesta calórica diaria.

Aquí podemos encontrar al tomate, zanahoria, pimiento, espinacas, coles, fresas, plátanos y un largo etcétera. Son alimentos que con un mínimo de aporte calórico encierran una gran cantidad de nutrientes, antioxidantes y compuestos vitamínicos en su interior. Aunque no puedan suponer el 70% de la ingesta calórica diaria (debido a su bajo contenido energético), son uno de los pilares esenciales para cualquier dieta adecuada.

Limitaciones de la rueda de los alimentos

Como podrás observar, hemos tenido que apoyarnos en los datos porcentuales brindados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para estimar las proporciones que deben representar cada uno de los alimentos reflejados en la rueda. Este recurso gráfico comete un gran error, y es que dentro de la rueda, todos los percentiles (sectores de los alimentos) son de igual tamaño.

Esta cuestión no es anecdótica, pues toda gráfica circular que se precie debe aplicar la siguiente fórmula para calcular el tamaño de cada sector:

Área sector circular

El valor que tratamos de dilucidar es α, que representa el ángulo entre los dos radios del sector, o lo que es lo mismo, el tamaño que ocupa dentro de la rueda de la alimentación cada uno de los grupos alimentarios. Por ello, durante el siglo XXI se han propuesto modificaciones del recurso para que este refleje correctamente las proporciones de cada uno de los grupos dietéticos para que el individuo pueda llevar una alimentación equilibrada y saludable.

Resumen

Como has podido ver, la rueda alimenticia sigue un criterio organizativo un poco distinto al típico, pues no se limita a la división de los macronutrientes en carbohidratos, grasas y proteínas. Hace especial hincapié en que el grueso de la dieta debe provenir de productos vegetales con carbohidratos (cereales y derivados) y grasas mono y poliinsaturadas, aquellas que nos otorgan suficiente energía para realizar las tareas básicas sin poner en riesgo nuestra salud.

De todas formas, a diferencia de la pirámide de los alimentos, esta no refleja la cantidad que debe consumir una persona de los alimentos dentro de cada uno de estos grupos diariamente para seguir una dieta adecuada. Por ello, su capacidad informativa es limitada. Es buena, pero limitada.

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