Las 3 diferencias entre alegría y felicidad

Felicidad y alegría parecen lo mismo, pero no lo son.

Diferencias entre felicidad y alegría

Se dice que todos buscamos la felicidad, pero suele confundirse con la alegría. Una parte fundamental del desarrollo humano es entender las emociones y las actitudes propias del ser humano.

Por esta razón hay que conocer las diferencias entre alegría y felicidad para identificarlas adecuadamente y trabajar en nuestro crecimiento personal si queremos alcanzar o fortalecer una o la otra.

¿Cuál es la diferencia entre alegría y felicidad?

La alegría y la felicidad parecen ser iguales, pero sus diferencias son sustanciales. Debido a que las dos nos remiten a cuestiones optimistas y positivas, solemos creer que es lo mismo estar alegres que estar felices.

No obstante, son dos cosas diferentes y te vamos a explicar cada una; de esta forma podrás entenderte mejor a ti misma y reconocer si estás experimentando un estado o una emoción. Seguramente te sorprenderás cuando conozcas las diferencias entre alegría y felicidad.

1. Emoción y sentimiento

Las emociones y los sentimientos son cosas diferentes. Una emoción es una reacción del cerebro ante un estímulo, ya sea interno o externo. Son un estado transitorio que nos sacude momentáneamente de un estado de ánimo ecuánime. Las emociones pueden llevarnos a actuar de ciertas formas como respuesta a ellas, o por otro lado puede ocurrir también que las reprimimos y con ello generamos otro tipo de situaciones en nuestro ser.

Por otro lado los sentimientos son el resultado de haber experimentado una emoción. De alguna manera los sentimientos son más racionales, aunque no dejan de fundamentarse en la gama de emociones que nos inunda después de algún evento significativo. Tienen una duración más larga que una emoción, y su trasfondo es más profundo y con raíces más fuertes.

La diferencia fundamental entre alegría y la felicidad es que una es emoción y otra sentimiento. En este sentido es sencillo identificar a la alegría como una emoción. Es nuestra respuesta a una situación externa o interna que nos hace sentir bien y que manifestamos con euforia, risas, tranquilidad y una sensación de bienestar. La duración de esta emoción es proporcional a lo que dura el estímulo o el tiempo que pensamos en él.

Una vez que ha pasado la intensidad de la alegría, da paso (o no) a un sentimiento de felicidad. La forma en la que gestionamos esos momentos de alegría, determinan en gran medida el sentimiento posterior que tendremos. No obstante, también se puede sentir felicidad después de haber pasado por un episodio de emociones menos optimistas, como tristeza o angustia. Esto es debido a que el sentimiento de felicidad es un poco más racional.

2. Duración

La alegría y la felicidad tienen diferente duración. Debido a estas diferencias fundamentales entre una y otra, es fácil entender que las emociones tienen una duración más corta en comparación con la felicidad. Aunque también hay que entender que no existe sentimiento sin emoción previa. Las emociones se convierten en el motor y la materia prima para construir un sentimiento. En nosotros está que ese sentimiento sea positivo y perdurable.

Por ejemplo, hemos recibido la buena noticia de que obtuvimos una beca o un buen empleo. Este estímulo externo viene a nosotros y nos provoca una emoción. Si era algo que deseábamos mucho, seguramente nos inundará de alegría. Esta alegría nos va a acompañar por muchos días, incluso una vez que ha comenzado la escuela o el trabajo, no obstante si no lo gestionamos y aprovechamos, pueden venir también emociones negativas como miedo o ansiedad.

Al mismo tiempo, si hacemos un buen manejo de nuestras emociones y cultivamos la resiliencia y proactividad, esta alegría nos va a ayudar a construir una sensación de felicidad una vez que hayamos comenzado con nuestros estudios o con nuestro nuevo trabajo. Cuando la euforia por la buena noticia haya pasado, lo que va a perdurar es un estado de felicidad que está en nuestras manos hacerlo perdurable.

Por eso se dice que una diferencia clave entre alegría y felicidad es la duración de una y otra. La alegría es emoción súbita con una duración de máximo algunas semanas. Mientras que la felicidad puede ser incluso permanente, pues una persona puede mantener una continua sensación de felicidad, aun a pesar de tener malos momentos o situaciones. Una persona que se siente alegre, puede también sentirse feliz, pero una persona feliz no siempre se muestra con la euforia de la alegría.

Diferencias entre la alegría y la felicidad

3. Expresión

La forma de manifestar la alegría y la felicidad es diferente. Aunque creemos que son lo mismo y se manifiestan de la misma forma, en realidad la alegría y la felicidad son diferentes hasta en su forma de expresarse y es importante reconocer una y otra pues solemos pensar que una persona feliz debe manifestarse de tal forma que sea evidente ese estado y actitud ante la vida, y se espera que sea con la misma euforia que la alegría.

Sin embargo, la forma de expresar una emoción y un sentimiento es diferente. Además de que cada persona tiene sus particularidades para manifestar sus estados de ánimo. Por esta razón es que no hay que encasillar la alegría ni a la felicidad. Si entendemos que las emociones y los sentimientos tienen una forma de expresión singular, evitaremos interpretar una u otra de forma equivocada.

La alegría es una emoción intensa más enfocada hacia la euforia. Su expresión es espontánea, llega súbitamente con un estímulo externo o interno, se manifiesta cuando algo esperado o de nuestro agrado llega a nuestra vida. La risa y la sonrisa, un volumen de voz un poco más elevado, una expresión corporal relajada y enérgica, una mirada que brilla, una postura de seguridad o también un rostro relajado y pacífico, son expresiones de la alegría.

Hay personas que tienen una continua expresión alegre, sin duda que esto contribuye a un estado de bienestar general y una mejor forma de enfrentar los problemas. Las personas felices no siempre se encuentran en este estado eufórico. La felicidad se manifiesta con una personalidad segura, una sonrisa franca, mirando de frente cuando saludan, actitudes y comentarios positivos y un aura de paz y armonía.

Referencias bibliográficas

  • Cottrell, L. (2016). Joy and happiness: a simultaneous and evolutionary concept analysis. Journal Of Advanced Nursing, 72(7), 1506-1517. doi:10.1111/jan.12980.
  • Delamothe T. (2005). Happiness. BMJ (Clinical research ed.), 331(7531), 1489–1490. doi:10.1136/bmj.331.7531.1489
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