Los 25 mejores poemas de Miguel Hernández

Miguel Hernández fue un poeta y dramaturgo español que, pese a fallecer a los 31 años, dejó algunos poemas que han perdurado hasta el día de hoy.

Poemas Miguel Hernández

Poeta, dramaturgo y gran personaje de la literatura española, así es como se describe la vida y obra de Miguel Hernández (1910-1942), un joven que pereció a temprana edad a causa de la tuberculosis. A pesar de ello, sus trabajos de romance clásico perduran incluso hasta la actualidad, encantando a lectores e inspirando a otras figuras de la literatura lírica.

Grandes poemas de Miguel Hernández

No solo representa el reflejo de la hermosura de las letras, sino que también es un símbolo de lucha, ya que siguió su pasión contra las opiniones de un padre que se burlaba de sus gustos por los libros y que no dejó que un gobierno dictador lo callase. En conmemoración a su historia y su sensibilidad a los versos, hemos traído los mejores poemas de su autoría.

1. El amor ascendía entre nosotros

El amor ascendía entre nosotros

como la luna entre las dos palmeras

que nunca se abrazaron.

El íntimo rumor de los dos cuerpos

hacia el arrullo un oleaje trajo,

pero la ronca voz fue atenazada,

fueron pétreos los labios.

El ansia de ceñir movió la carne,

esclareció los huesos inflamados,

pero los brazos al querer tenderse murieron en los brazos.

Pasó el amor, la luna, entre nosotros

y devoró los cuerpos solitarios.

Y somos dos fantasmas que se buscan

y se encuentran lejanos.

  • Un hermoso poema que habla sobre la pasión embriagante que envuelve a los amantes.

2. No quiso ser

No conoció el encuentro

del hombre y la mujer.

El amoroso vello

no pudo florecer.

Detuvo sus sentidos

negándose a saber

y descendieron diáfanos

ante el amanecer.

Vio turbio su mañana

y se quedó en su ayer.

No quiso ser.

  • Hay quienes, por temor, se niegan a experimentar el amor y entregarse a una persona, sin saber la soledad que luego les espera.

3. Canción primera

Se ha retirado el campo

al ver abalanzarse

crispadamente al hombre.

¡Qué abismo entre el olivo

y el hombre se descubre!

El animal que canta:

el animal que puede

llorar y echar raíces,

rememoró sus garras.

Garras que revestía

de suavidad y flores,

pero que, al fin, desnuda

en toda su crueldad.

Crepitan en mis manos.

Aparta de ellas, hijo.

Estoy dispuesto a hundirlas,

dispuesto a proyectarlas

sobre tu carne leve.

He regresado al tigre.

Aparta, o te destrozo.

Hoy el amor es muerte,

y el hombre acecha al hombre.

  • El amor también puede destruirnos, ya que estamos vulnerables ante una persona que, por más que conozcamos, nunca sabremos si algún día nos dañará.

4. Menos tu vientre

Menos tu vientre,

todo es confuso.

Menos tu vientre,

todo es futuro

fugaz, pasado

baldío, turbio.

Menos tu vientre,

todo es oculto.

Menos tu vientre,

todo inseguro,

todo postrero,

polvo sin mundo.

Menos tu vientre,

todo es oscuro.

Menos tu vientre

claro y profundo.

  • Un poema que habla sobre la seguridad que se encuentra en el vientre materno, el cual es el único capaz de otorgar vida, incluso en medios del caos y la guerra.

5. Besarse, mujer

Besarse, mujer,

al sol, es besarnos

en toda la vida.

Ascienden los labios

eléctricamente

vibrantes los rayos,

con todo el fulgor

de un sol entre cuatro.

Besarse a la luna,

mujer, es besarnos

en toda la muerte.

Descienden los labios

con toda la luna

pidiendo su ocaso,

gastada y helada

y en cuatro pedazos.

  • Un beso significa sellar un hecho, la realización de los sentimientos y el comienzo de una historia de amor.

6. La boca

Boca que arrastra mi boca:

boca que me has arrastrado:

boca que vienes de lejos

a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches

un resplandor rojo y blanco.

Boca poblada de bocas:

pájaro lleno de pájaros.

Canción que vuelve las alas

hacia arriba y hacia abajo.

Muerte reducida a besos,

a sed de morir despacio,

das a la grama sangrante

dos fúlgidos aletazos.

El labio de arriba el cielo

y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:

beso que viene rodando

desde el primer cementerio

hasta los últimos astros.

Astro que tiene tu boca

enmudecido y cerrado

hasta que un roce celeste

hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir

de muchachas y muchachos,

que no dejarán desiertos

ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,

sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,

brindo en tu boca por tantos

que cayeron sobre el vino

de los amorosos vasos.

Hoy son recuerdos, recuerdos,

besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,

oigo rumores de espacios,

y el infinito parece

que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,

he de volver, hundo, caigo,

mientras descienden los siglos

hacia los hondos barrancos

como una febril nevada

de besos y enamorados.

Boca que desenterraste

el amanecer más claro

con tu lengua. Tres palabras,

tres fuegos has heredado:

vida, muerte, amor. Ahí quedan

escritos sobre tus labios.

  • La boca no solo se usa para transmitir amor con besos, sino para alzar nuestra voz y expresarnos en libertad, justo como nos dice este poema.

7. Tristes guerras

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.

  • La guerra nunca trae nada más que dolores y arrepentimientos, porque todo está tan destruido que en realidad no hay ganadores.

8. Canción última

Pintada, no vacía:

pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llanto

adonde fue llevada

con su desierta mesa

con su ruinosa cama.

Florecerán los besos

sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos

elevará la sábana

su intensa enredadera

nocturna, perfumada.

El odio se amortigua

detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

  • Un poema que nos habla sobre lo que habita en las casas. Recuerdos, historias, alegrías y tristezas que permanecen aunque ya no habite nadie allí.

9. Todo está lleno de ti

Aunque tú no estás, mis ojos

de ti, de todo, están llenos.

No has nacido sólo a un alba,

sólo a un ocaso no he muerto.

El mundo lleno de ti

y nutrido el cementerio

de mí, por todas las cosas,

de los dos, por todo el pueblo.

En las calles voy dejando

algo que voy recogiendo:

pedazos de vida mía

perdidos desde muy lejos.

Libre soy en la agonía

y encarcelado me veo

en los radiantes umbrales,

radiantes de nacimientos.

Todo está lleno de mí:

de algo que es tuyo y recuerdo

perdido, pero encontrado

alguna vez, algún tiempo.

Tiempo que se queda atrás

decididamente negro,

indeleblemente rojo,

dorado sobre tu cuerpo.

Todo está lleno de ti,

traspasado de tu pelo:

de algo que no he conseguido

busco entre tus huesos.

  • A pesar de que alguien se haya ido, su presencia todavía sigue impresa en los recuerdos que se tiene de ella, haciendo más difícil despedirnos de ella.

10. Escribí en el arenal

Escribí en el arenal

los tres nombres de la vida:

vida, muerte, amor.

Una ráfaga de mar,

tantas claras veces ida,

vino y los borró.

  • Así debemos escribir nuestras preocupaciones sobre arena, para recordarnos que no son eternas.

11. Rueda que irás muy lejos

Rueda que irás muy lejos.

Ala que irás muy alto.

Torre del día, niño.

Alborear del pájaro.

Niño: ala, rueda, torre.

Pie. Pluma. Espuma. Rayo.

Ser como nunca ser.

Nunca serás en tanto.

Eres mañana. Ven

con todo de la mano.

Eres todo mi ser que vuelve

hacia su ser más claro.

El universo eres

que guía esperanzado.

Pasión del movimiento,

la tierra es tu caballo.

Cabálgala. Domínala.

Y brotará en su casco

su piel de vida y muerte,

de sombra y luz, piafando.

Asciende. Rueda. Vuela,

creador del alba y mayo.

Galopa. Ven. Y colma

el fondo de mis brazos.

  • Un conmovedor poema que Miguel le dedica a su hijo, al cual le dedicaba todas sus esperanzas sobre un mejor mañana y que tuviese una vida más próspera que la suya.

12. Serpiente

En tu angosto silbido está tu quid,

y, cohete, te elevas o te abates;

de la arena, del sol con más quilates,

lógica consecuencia de la vida.

Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,

en humanos hiciste entrar combates.

Dame, aunque se horroricen los gitanos,

veneno activo el más, de los manzanos.

  • Existe una leyenda sobre la simbología escrita en el poemario de "Perito en lunas". Como que la serpiente descrita aquí, hace referencia a las armas de guerra.

13. Para la libertad

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,

como un árbol carnal, generoso y cautivo,

doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones

que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

y entro en los hospitales, y entro en los algodones

como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

  • Un grito de afirmación de un hombre que prefirió luchar por la libertad con su vida que permanecer en la quietud de la imposición de un régimen.

14. El rayo que no cesa

¿No cesará este rayo que me habita

el corazón de exasperadas fieras

y de fraguas coléricas y herreras

donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita

de cultivar sus duras cabelleras

como espadas y rígidas hogueras

hacia mi corazón que muge y grita?

  • Un intrincado poema que habla sobre la confusión y el desespero por sentir un amor tan profundo que te deja sin aliento.

15. Palmero y Domingo de Ramos (Octava II)

Luz comba, y no, creada por el mozo,

talludo espulgador de los racimos:

no a fuerza, y sí, de bronces en rebozo,

sí a fuerza, y no, de esparto y tiempos opimos.

Por el domingo más brillante fuimos

con la luz, enarcada de alborozo,

en ristre, bajo un claustro de mañanas

hasta el eterno abril de las persianas.

  • Otro de los poemas misteriosos de "Perito en lunas", que habla sobre el destino que nos espera.

16. Jornaleros

Jornaleros que habéis cobrado en plomo

sufrimientos, trabajos y dineros.

Cuerpos de sometido y alto lomo:

jornaleros.

Españoles que España habéis ganado

labrándola entre lluvias y entre soles.

Rabadanes del hambre y el arado:

españoles.

Esta España que, nunca satisfecha

de malograr la flor de la cizaña,

de una cosecha pasa a otra cosecha:

esta España.

Poderoso homenaje a las encinas,

homenaje del toro y el coloso,

homenaje de páramos y minas

poderoso.

Esta España que habéis amamantado

con sudores y empujes de montaña,

codician los que nunca han cultivado

esta España.

¿Dejaremos llevar cobardemente

riquezas que han forjado nuestros remos?

¿Campos que ha humedecido nuestra frente

dejaremos?

Adelanta, español, una tormenta

de martillos y hoces: ruge y canta.

Tu porvenir, tu orgullo, tu herramienta

adelanta.

Los verdugos, ejemplo de tiranos,

Hitler y Mussolini labran yugos.

Sumid en un retrete de gusanos

los verdugos.

Ellos, ellos nos traen una cadena

de cárceles, miserias y atropellos.

¿Quién España destruye y desordena?

¡Ellos! ¡Ellos!

Fuera, fuera, ladrones de naciones,

guardianes de la cúpula banquera,

cluecas del capital y sus doblones:

¡fuera, fuera!

Arrojados seréis como basura

de todas partes y de todos lados.

No habrá para vosotros sepultura,

arrojados.

La saliva será vuestra mortaja,

vuestro final la bota vengativa,

y sólo os dará sombra, paz y caja

la saliva.

Jornaleros: España, loma a loma,

es de gañanes, pobres y braceros.

¡No permitáis que el rico se la coma,

jornaleros!

  • Un poema que tiene una fuerte declaración a las injusticias de robar los frutos de España de las manos de quienes la cultivaron. Al mismo tiempo, es un grito de ánimo para luchar por recuperarlo.

17. Nanas de la cebolla

La cebolla es escarcha

cerrada y pobre:

escarcha de tus días

y de mis noches.

Hambre y cebolla:

hielo negro y escarcha

grande y redonda.

En la cuna del hambre

mi niño estaba.

Con sangre de cebolla

se amamantaba.

Pero tu sangre,

escarchada de azúcar,

cebolla y hambre.

Una mujer morena,

resuelta en luna,

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna.

Ríete, niño,

que te tragas la luna

cuando es preciso.

Alondra de mi casa,

ríete mucho.

Es tu risa en los ojos

la luz del mundo.

Ríete tanto

que en el alma al oírte,

bata el espacio.

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita,

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

relampaguea.

Es tu risa la espada

más victoriosa.

Vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor.

La carne aleteante,

súbito el párpado,

el vivir como nunca

coloreado.

¡Cuánto jilguero

se remonta, aletea,

desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.

Nunca despiertes.

Triste llevo la boca.

Ríete siempre.

Siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,

tan extendido,

que tu carne parece

cielo cernido.

¡Si yo pudiera

remontarme al origen

de tu carrera!

Al octavo mes ríes

con cinco azahares.

Con cinco diminutas

ferocidades.

Con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.

Frontera de los besos

serán mañana,

cuando en la dentadura

sientas un arma.

Sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.

Vuela niño en la doble

luna del pecho.

Él, triste de cebolla.

Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre.

  • Se dice que este poema refleja la carente situación por la que pasaba su hijo y la madre de este, en medio de la pobreza y la incertidumbre.

18. Aceituneros

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

decidme en el alma, ¿quién,

quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,

ni el dinero, ni el señor,

sino la tierra callada,

el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura

y a los planetas unidos,

los tres dieron la hermosura

de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,

dijeron al pie del viento.

Y el olivo alzó una mano

poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos, decidme en el alma ¿quién

quién amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,

no la del explotador

que se enriqueció en la herida

generosa del sudor.

No la del terrateniente

que os sepultó en la pobreza,

que os pisoteó la frente,

que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán

consagró al centro del día

eran principio de un pan

que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,

los pies y las manos presos,

sol a sol y luna a luna,

pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,

aceituneros altivos,

pregunta mi alma: ¿de quién,

de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava

sobre tus piedras lunares,

no vayas a ser esclava

con todos tus olivares.

Dentro de la claridad

del aceite y sus aromas,

indican tu libertad

la libertad de tus lomas.

  • Otro fuerte poema que habla sobre alzar la lucha de los jornaleros de Jaén, en un intento de hacerlos conscientes de su poder y la necesidad de defender su labor en las tierras.

19. Azahar

Frontera de lo puro, flor y fría.

Tu blancor de seis filos, complemento,

en el principal mundo, de tu aliento,

en un mundo resume un mediodía.

Astrólogo el ramaje en demasía,

de verde resultó jamás exento.

Ártica flor al sur: es necesario

tu desliz al buen curso del canario.

  • Otro relato intrigante de "Perito de lunas", el cual se ha especulado habla de Concepción de Albornoz.

20. La vejez en los pueblos

La vejez en los pueblos.

El corazón sin dueño.

El amor sin objeto.

La hierba, el polvo, el cuervo.

¿Y la juventud?

En el ataúd.

El árbol, solo y seco.

La mujer, como un leño

de viudez sobre el lecho.

El odio, sin remedio.

¿Y la juventud?

En el ataúd.

  • Muy pocos jóvenes tienden a permanecer en sus pueblos, ya que sus horizontes ambiciosos los llevan, por lo general, hacia las grandes ciudades.

21. Las desiertas abarcas (Por el cinco de enero)

Por el cinco de enero,

cada enero ponía

mi calzado cabrero

a la ventana fría.

Y encontraba los días

que derriban las puertas,

mis abarcas vacías,

mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,

ni trajes, ni palabras:

siempre tuve regatos,

siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,

me lamió el cuerpo el río

y del pie a la cabeza

pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,

para el seis, yo quería

que fuera el mundo entero

una juguetería.

Y al andar la alborada

removiendo las huertas,

mis abarcas sin nada,

mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado

tuvo pie, tuvo gana

para ver el calzado

de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,

toda gente de botas

se rió con encono

de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta

cubrir de sal mi piel,

por un mundo de pasta

y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero

de la majada mía

mi calzado cabrero

a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas

hallaban en sus puertas

mis abarcas heladas,

mis abarcas desiertas.

  • Este poema nos deja entrever, a través de metáforas, el pasado no tan afortunado de Miguel de Unamuno. Una dura infancia llena de fealdad y trabajo pesado.

22. ¿Qué es tu vida, alma mía?

¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?,

¡Lluvia en el lago!

¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre?

¡Viento en la cumbre!

¿Cómo tu vida, mi alma, se renueva?,

¡Sombra en la cueva!,

¡Lluvia en el lago!,

¡Viento en la cumbre!,

¡Sombra en la cueva!

Lágrimas es la lluvia desde el cielo,

y es el viento sollozo sin partida,

pesar, la sombra sin ningún consuelo,

y lluvia y viento y sombra hacen la vida.

  • El desconcierto tras saber cómo es la verdadera vida de esa persona amada, tan diferente a lo que nos imaginamos, siendo un golpe doloroso de la realidad.

23. Muerte nupcial

El lecho, aquella hierba de ayer y de mañana:

este lienzo de ahora sobre madera aún verde,

flota como la tierra, se sume en la besana

donde el deseo encuentra los ojos y los pierde.

Pasar por unos ojos como por un desierto;

como por dos ciudades que ni un amor contienen.

Mirada que va y vuelve sin haber descubierto

el corazón a nadie, que todos la enarenen.

Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.

Se descubrieron mudos entre las dos miradas.

Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,

y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos

se veían, más lejos, más en uno fundidos.

El corazón se puso, y el mundo, más redondos.

Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

Entonces, el anhelo creciente, la distancia

que va de hueso a hueso recorrida y unida,

al aspirar del todo la imperiosa fragancia;

proyectamos los cuerpos más allá de la vida.

Expiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!

¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,

desplegados los ojos hacia arriba un momento,

y al momento hacia abajo con los ojos plegados!

Pero no moriremos. Fue tan cálidamente

consumada la vida como el sol, su mirada.

No es posible perdernos. Somos plena simiente.

Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.

  • Un poema que mezcla los temas del amor, la vida y la muerte. Si tenemos la suerte de amar, en nuestra vida no existirá el temor a la muerte.

24. Vuelo

Sólo quien ama vuela. Pero ¿quién ama tanto

que sea como el pájaro más leve y fugitivo?

Hundiendo va este odio reinante todo cuanto

quisiera remontarse directamente vivo.

Amar... Pero ¿quién ama? Volar... Pero ¿quién vuela?

Conquistaré el azul ávido de plumaje,

pero el amor, abajo siempre, se desconsuela

de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,

quiso ascender, tener la libertad por nido.

Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.

Donde faltaban plumas puso valor y olvido.

Iba tan alto a veces, que le resplandecía

sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.

Ser que te confundiste con una alondra un día,

te desplomaste otros como el granizo grave.

Ya sabes que las vidas de los demás son losas

con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.

Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.

A través de las rejas, libre la sangre afluya.

Triste instrumento alegre de vestir: apremiante

tubo de apetecer y respirar el fuego.

Espada devorada por el uso constante.

Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas

por estas galerías donde el aire es mi nudo.

Por más que te debatas en ascender, naufragas.

No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola

que el corazón quisiera lanzar al firmamento.

La sangre se entristece de batirse sola.

Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala

un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve

como un élitro ronco de no poder ser ala.

El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.

  • Muchas personas tienden a confundir las relaciones con la pérdida de libertad propia, lo cual es incorrecto. Si una persona ama de verdad, siempre querrá ver a su pareja alcanzar la cima.

25. Primero de mayo de 1937

No sé qué sepultada artillería

dispara desde abajo los claveles,

ni qué caballería

cruza tronando y hace que huelan los laureles.

Sementales corceles,

toros emocionados,

como una fundición de bronce y hierro,

surgen tras una crin de todos lados,

tras un rendido y pálido cencerro.

Mayo los animales pone airados:

la guerra más se aíra,

y detrás de las armas los arados

braman, hierven las flores, el sol gira.

Hasta el cadáver secular delira.

Los trabajos de mayo:

escala su cenit la agricultura.

Aparece la hoz igual que un rayo

inacabable en una mano oscura.

A pesar de la guerra delirante,

no amordazan los picos sus canciones,

y el rosal da su olor emocionante

porque el rosal no teme a los cañones.

Mayo es hoy más colérico y potente:

lo alimenta la sangre derramada,

la juventud que convirtió en torrente

su ejecución de lumbre entrelazada.

Deseo a España un mayo ejecutivo,

vestido con la eterna plenitud de la era.

El primer árbol es su abierto olivo

y no va a ser su sangre la postrera.

La España que hoy no se ara, se arará toda entera.

  • Este poema nos habla de la pesada vida militar de Miguel, en medio de una batalla feroz en España que dejó a su paso la pérdida de grandes personajes de la literatura.
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