Los 5 ritos tibetanos que pueden ayudarte en tu día a día

Conocimientos y prácticas ancestrales que benefician nuestro estilo de vida. Veamos en qué consisten y cómo se pueden practicar para mejorar nuestra salud.

Ritos tibetanos

Para tener un buen estilo de vida saludable y provechoso no basta solo con organizar tu día o comenzar con una dieta ideal. Es necesario, además, incluir prácticas rutinarias que ayuden a tu cuerpo a encontrar un equilibrio entre las agitaciones del día y el descanso que tanto se merece. De esta manera se previene la aparición de malestares, se reduce el estrés y se asegura la energía que el organismo necesita para funcionar.

Estas prácticas o ejercicios se hacen con conciencia, paciencia y apertura, ya que conectan al cuerpo, la mente y el espíritu para que puedan armonizar entre ellas y así ayudar a que te sientas con mayor vitalidad e incluso jovialidad. Aunque si eres una persona escéptica que no encuentra el sentido en invertir un poco de tiempo en estas prácticas, entonces te recomendamos que lo hagas como parte de un reto o una curiosidad a explorar y sacar tus propias conclusiones. ¿Te atreves?

¿De qué se tratan estos ejercicios? Son conocidos como los ritos tibetanos y en este artículo te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre ellos y por qué deberías incluirlos en tu día a día.

¿Qué son los ritos tibetanos?

Conceptualmente, se refieren a una serie de ejercicios de alta potencia originados en las tierras del Tíbet, por parte de monjes antiguos que aseguraban la posibilidad de revertir los efectos del envejecimiento en el cuerpo, mediante la práctica de 5 series de ejercicios de yoga. Desde entonces se conocen relatos y experiencias de personas que han realizado dichos rituales y comprueban su efectividad, al sentirse más fuertes, enérgicos y saludables a medida que avanzaban en sus rutinas.

Esta es una de las prácticas más antiguas y celosamente guardadas de la historia, originadas hace 2.500 años, se dice que solo los monjes tibetanos realizaban estos ritos, que también eran conocidos como “la fuente de la juventud”, ya que los mismos parecían no verse afectados por el paso del tiempo.

¿Cómo se practican los ritos tibetanos?

Lo más importante a la hora de realizar esta secuencia, es que logres tener la mente tranquila, una disposición de tiempo que no interrumpa otra actividad y concentrarte en tu respiración profunda. Recuerda que estas son posturas de yoga y necesitas tener cierto grado de concentración para que salgan de manera correcta y no tengas complicaciones.

Pero para realizarlos de manera efectiva, se recomienda: primero, practicarlo en horas de la mañana o en la noche de preferencia. Esta recomendación se debe a que en estas etapas podemos alcanzar una mayor concentración y relajación que en el resto del día, donde estamos demasiado agitados o cansados.

Puedes hacer una serie al día si eres principiante hasta que encuentres tus propio ritmo y si lo deseas, hacerlo dos veces al día.

Se hacen, en un principio, 3 repeticiones de cada ejercicio, luego se añaden dos o tres repeticiones más cada semana hasta llegar a ser 21 repeticiones por cada postura.

Busca un instructor, en especial si no has practicado yoga antes, así podrás conocer la manera correcta de hacer las posturas y aprovechar sus beneficios.

Lo más importante es trabajar adecuadamente la respiración, en este caso se trata de hacer inhalaciones y exhalaciones profundas, pausadas y tranquilas, para que el cuerpo logre relajarse mientras tu cerebro se desconecta de los problemas del mundo.

Por ello, es importante primero hacer una serie de ejercicios de respiración para que sepas cómo hacerlo hasta dominarlo sin inconvenientes. Una buena manera de controlarlos es dejando la mente en blanco y crear una conexión. Con cada inhalación se llena el cuerpo de energía y con cada exhalación se liberan las tensiones y preocupaciones.

Es necesario hacerlo de manera diaria o por lo menos entre 4-5 veces a la semana para que puedas apreciar mejor sus efectos rejuvenecedores.

Realízalos en un área tranquilaque te transmita paz. Puede ser en tu jardín, en la sala, en un parque o en la terraza, siempre y cuando no existan elementos distractores como ruido, televisores, teléfonos o personas que puedan interrumpirte.

Los 5 ritos tibetanos que pueden aumentar tu vitalidad

Ahora que conoces un poco más de qué se tratan los ritos tibetanos, es hora de que conozcas las posturas que se practican en este.

Primer rito: El derviche

Este paso es sencillo pero no menos complicado, ya que requiere de atención y coordinación para no perder el equilibrio. Se hace de pie, con el cuerpo recto, los brazos extendidos en cruz y las palmas hacia abajo. Gira sobre tu eje en el sentido de las agujas del reloj, es decir, de izquierda a derecha, con lentitud hasta completar el giro.

Para evitar caerte, mantén tu pie derecho anclado al suelo e impúlsate con el izquierdo. Al terminar el giro permanece con las piernas extendidas a la altura de los hombros y junta las manos, cierra los ojos y concéntrate en la energía generada hasta controlar los mareos.

Segundo rito: Levantamiento de piernas

Este segundo rito tiene como objetivo fortalecer el cuerpo, mientras que el primero transmite energía. Se hace acostado en el suelo con la espalda recta y evita que se curve en el área lumbar (puedes colocar las manos sobre los glúteos para esto).

Luego, al inhalar, levanta las piernas sin doblar las rodillas y lleva tu cuello hacia el pecho. Al exhalar, baja todo tu cuerpo de nuevo al suelo. Es un ejercicio sencillo pero puede costar a la hora de hacer varias repeticiones, por lo que es bueno que tomes un par de respiraciones profundas entre cada repetición.

Tercer rito: El arco

Esta postura es un poco más complicada y necesita un mayor control de la respiración, pero es el mejor para activar las funciones del organismo y estirar la espalda. Se practica de rodillas al suelo, los brazos estirados a lo largo del cuerpo, inclina tu torso hacia adelante con la nuca estirada y el mentón pegado al pecho. Luego inclina tu cabeza hacia atrás lo más que puedas, extendiendo los muslos y la pelvis, contrayendo los glúteos para evitar que te caigas mientras trabajas esa parte del cuerpo.

Cuarto rito: El puente

Esta es otra de las posturas desafiantes para los principiantes e incluso para aquellos que están en nivel intermedio. Se realiza primero sentado en el suelo, con las piernas estiradas, glúteos hacia afuera y la espalda recta, se colocan las manos a cada lado de la pelvis y las palmas apoyadas con fuerza en el suelo.

Arquea tu pecho lo más que puedas, dobla las rodillas y coloca las plantas de los pies firmes en el suelo para levantar la pelvis hasta que tu cuerpo haga un puente. Inhalando y exhalando, vuelve a la posición inicial con las piernas estiradas y la barbilla contra el pecho. Esta postura es ideal para fortalecer las extremidades, pelvis, lumbar y espalda.

Quinto rito: El perro

Quizás la postura más conocida del yoga y una de las más difíciles de dominar, ya que al principio es natural que no logres apoyar los talones en el suelo o estirar por completo las piernas al mismo tiempo que la espalda, así que necesitas constancia y paciencia para hacer bien esta postura. Ayuda con la flexibilidad de las piernas y la espalda y a lograr mantener la mente tranquila.

¿Cómo hacerla? Primero ponte de rodillas y luego en posición de cuatro patas (manos y rodillas apoyadas en el suelo). Luego, separa las piernas a lo ancho de la pelvis y las manos a la altura de los hombros. Manteniendo las piernas y la espalda lo más rectas posibles comienza a elevar la pelvis del suelo y la barbilla contra el pecho inhalando.

Exhalando, deja caer la pelvis con control, contrayendo los glúteos y los abdominales mientras levantas la cabeza, estira lo más que puedas el cuerpo. Estas posturas son conocidas como perro boca abajo (inhalación) y perro boca arriba (exhalación)

¿Por qué debemos practicar este tipo de rituales?

Son muy bien conocidos los beneficios del yoga para el cuerpo, no solo ayuda a mantener una figura ideal y bajar de peso, sino que fortalece los músculos y favorece el estiramiento y la flexibilidad. Esto es muy bueno para la función adecuada de los órganos internos y una mejor circulación sanguínea. Además, proporciona energía y libera la mente del estrés, gracias a la relajación y concentración en las posturas.

Lo mismo sucede con los ritos tibetanos, ya que en realidad son posturas de yoga específicas que trabajan con mayor intensidad el cuerpo, realizadas durantes varias secuencias. Pero también existe otro punto a su favor y es el de mantener equilibrados los chakras o los siete vórtices de energía.

Todos poseemos 7 puntos esenciales que son centros primordiales de energía dispuestos por todo el cuerpo y las cuales son: Glándulas suprarrenales (Muladhara), Gónadas (Swadhisthana), Páncreas (Manipura), Timo (Anahata), Tiroides (Vishuda), Pituitaria (Ajna), Glándula pineal (Sahasrara)

Estas glándulas son las responsables de liberar hormonas y enzimas para las funciones del organismo, por lo que son vitales para nuestro ser. En la cultura oriental son conocidas como chakras, las cuales pueden ayudarnos a ganar energía si se mantienen activas o hacernos más vulnerables a enfermedades si están obstruidas. Uno de los trabajos principales de los ritos tibetanos es mantener saludables y siempre activos estas glándulas o chakras para evitar los problemas del envejecimiento.

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