Cirugía para crecer (alargamiento óseo): cómo es, riesgos y coste

La cirugía de alargamiento óseo es uno de los procedimientos más complejos a nivel físico y emocional. Veamos en qué casos está indicada y toda la información importante acerca de ella.

Cirugía crecer alargamiento óseo

En las últimas décadas, las cirugías para crecer (conocidas como alargamiento óseo en español y cosmetic lengthening en inglés) se ha realizado con múltiples fines, como tratar el enanismo o corregir deformidades esqueléticas congénitas que imposibilitan la vida diaria del paciente. Aun así, a pesar de que se trate de una operación enfocada al bienestar fisiológico, cada vez se está realizando más con otras connotaciones: alcanzar un ideal estético.

Nos dicen a los hombres que la altura es un rasgo definitorio en la sociedad moderna pues, según estudios, hasta el 50% de las mujeres argumentan no querer tener una pareja más baja que ellos. Históricamente, la altura masculina se ha asociado a virilidad, poder y buen porte genético, lo que ha hecho que se valore como un componente estético imprescindible para muchas parejas, al menos de cara al público.

El dilema está planteado: ¿merece la pena la operación? ¿Hasta dónde son éticos los límites de la modificación física a cambio del bienestar fisiológico? Hoy te contamos todo lo que debes saber sobre la cirugía para crecer, pues plantea un debate muy delicado de luces y sombras.

¿Qué es el alargamiento óseo y para quién se indica?

En primer lugar, es necesario esclarecer que, aunque el alargamiento óseo sea un procedimiento conocido por profesionales al dedillo, se trata de una cirugía delicada y no exenta de riesgos que en ningún caso debe ser banalizada. No estamos hablando de la extracción de un diente o incluso una liposucción, sino de una fracturación intencionada de los huesos de las piernas. Si suena desagradable imaginarlo, es porque realmente es desagradable vivirlo.

Así pues, casi todas las fuentes consultadas llegan a consenso en lo mismo: esta cirugía debe plantearse para personas que presenten asimetrías fisiológicas, como que una pierna sea más grande que la otra, dificulte el caminar y dañe la confianza o integridad emocional del paciente. Generalmente, estas asimetrías son causa de fracturas/infecciones producidas durante la infancia, las cuales enlentecieron el desarrollo de la extremidad afectada, o directamente se producen por defectos congénitos presentes en el nacimiento.

Por otro lado, también se concibe en pacientes que tengan enanismo, un problema genético que afecta a una de cada 15.000-40.000 personas. Un individuo se considera “patológicamente enano” cuando presenta una altura de 1,5 metros en el caso de los hombres y 1,4 metros en el caso de las mujeres, a causa de una alteración genética o una falta de desarrollo durante la infancia.

El enanismo desproporcionado puede causar una serie de problemas diarios, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Retrasos en el desarrollo de las habilidades motrices, como sentarse, gatear o caminar.
  • Frecuentes infecciones en los oídos.
  • Arqueamiento de piernas.
  • Artritis.
  • Presión sobre la médula espinal en la base del cráneo.

Está claro que en un entorno patológico como este la cirugía de alargamiento óseo se puede concebir, pero la cosa se complica cuando abordamos esta operación como un mero complemento estético.

Alargamiento óseo

¿Es la cirugía para crecer llegar demasiado lejos?

Estamos ante una operación muy dolorosa y difícil de gestionar a nivel emocional y físico. Por ello, no nos resulta sorprendente conocer que las clínicas pioneras de Estados Unidos o Alemania no suelan realizar más de 200 procedimientos anuales con fines puramente estéticos. Los precios, además, rondan los 60.000-230.000 euros (dependiendo del establecimiento), así que muy pocas personas pueden permitírselo.

La pregunta a plantear está clara: ¿merece la pena? La estatura puede parecer un componente estético esencial para la atracción del sexo contrario, pero, ¿de verdad es clave para lograr la confianza individual? A menos que presentes una asimetría patológica que dificulte tu propio estilo de vida, nos tememos que no podemos recomendarte esta operación. Si a pesar de todo sigues teniendo interés por ella, continúa leyendo.

¿Cómo es el procedimiento?

El alargamiento óseo se basa en una premisa relativamente sencilla, al menos en el papel: la capacidad del hueso para regenerarse cuando se produce una fractura. Teniendo esta realidad fisiológica como referente, el profesional realiza una fractura controlada en los huesos de la pierna (generalmente tibia/fémur) y le coloca al paciente un fijador externo, que se une a la extremidad afectada por medio de agujas percutáneas (especie de pernos metálicos).

Esta operación inicial ocupa unas 3 horas, requiere de anestesia general y el paciente deberá permanecer hospitalizado y monitorizado por unos 5 días. Tras ello, el profesional y el propio individuo desde casa deben ir alargando la prótesis colocada en la fractura poco a poco (con la ayuda de dispositivos) a medida que el hueso se va curando. El fijador externo debe estar presente en la extremidad tratada durante unos 35-40 días por cada centímetro alargado.

Esto significa que, de forma literal, el paciente abandonará la clínica con los huesos de la extremidad divididos, los cuales se mantienen en su sitio gracias al fijador externo mencionado en líneas previas. Poco a poco se irá produciendo una elongación artificial (de 1 milímetro al día) que requiere de atención médica contínua y un programa de rehabilitación, cuanto menos lento y costoso. El tiempo de recuperación depende de cada paciente y la estructura modificada, pues es muy diferente fracturar los huesos de la pierna, el muslo o el brazo, por ejemplo.

También depende completamente de cuantos centímetros se quiera alargar la altura general, sumándose aproximadamente 35-50 días por cada centímetro generado. De media, se calcula que el tratamiento se prolonga hasta los 3 meses mínimo, durante los cuales también se debe realizar rehabilitación de kinesiterapia, es decir, tratamientos basados en el movimiento de la zona afectada.

Una vez elongado dentro de los límites físicos posibles, se detendrá el proceso de alargamiento y se comenzarán a realizar ejercicios que permitan al hueso previamente fracturado recuperar su robustez, función y estructura natural. Una vez el nuevo tejido sintetizado haya madurado, será momento de retirar el fijador externo, con todo el aparataje que este conlleva.

Cirugía alargamiento óseo procedimiento

Resultados

Diversos estudios con grandes grupos muestrales han mostrado que la media de crecimiento tras el alargamiento óseo es de 7,2 centímetros (en un rango de 5 a 11), con una duración media del tratamiento de 9 meses (en un intervalo entre 7 y 18 meses). Esto se traduce en que, después de la cirugía, una persona que antes medía 1,70 se acercará más a 1,80 en cosa de un año.

Riesgos

Si te parece desagradable tener una estructura con clavos que atraviesan tu pierna y tener que alargar manualmente tus propios huesos cada día, podrás imaginar los riesgos de infección y fractura que se pueden presentar tras el procedimiento. Según portales especializados, uno de los mayores peligros de esta operación es que la zona de inserción de las agujas percutáneas se infecte, razón por la cual se recomienda enjabonarla a conciencia de forma rutinaria y acudir al médico con presteza ante cualquier irregularidad.

También existen riesgos de atrofia ósea, colapso del hueso tras la extracción del fijador externo, deformidades en el crecimiento del mismo o consolidación demasiado temprana de la estructura ósea. Muchos de estos problemas deben ser abordados de forma quirúrgica, así que deben sumarse más días de recuperación y más dinero invertido por cada complicación presentada.

Una necesaria reflexión final

Además de todo el procedimiento y pegas ya comentadas, es común que los pacientes deban consumir antidoloríficos durante cierto tiempo y sufran depresión y otras patologías claramente asociadas a la operación. Hemos descrito en esta página muchas cirugías estéticas pero, desde luego, ninguna está tan desaconsejada para la población general como esta.

El ideal estético de Da Vinci cada vez tiene menos peso en la sociedad, pues los espectros de género, formas corporales e identidades dominan una cultura cada vez más inclusiva y dispuesta a romper dogmas. No podemos decírtelo más claro en esta ocasión: aceptarse uno mismo y amar cada característica propia es la mejor opción y, si esto no se puede conseguir, existe una base de psicólogos y psiquiatras que te pueden ayudar a superar tus inseguridades de forma efectiva. Esto no solo te ayudará a aceptar no ser “tan alto”, sino a quererte como ente individual y único.

La operación de alargamiento óseo es dolorosa y demandante, tanto a nivel físico como emocional. Por mucho que el resultado pueda valer la pena, verse a uno mismo con fijadores exteriores metálicos y no poder andar con normalidad durante casi un año puede afectar en gran medida al bienestar psicológico del paciente. Por ello, a menos que presentes una asimetría física clara que te imposibilite la rutina o una patología congénita, nos resulta imposible recomendarte este procedimiento. Ninguna persona que se precie te discriminará por tu altura, y si lo hace, no merece estar en tu vida.

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